
“El estilo de Trump es transaccional”, define el director político de CNN en Español
El periodista y director político de la cadena CNN en Español, presentador y jefe de corresponsales en Washington, Juan Carlos López, se refirió a varios temas de actualidad mundial, la polariz...
El periodista y director político de la cadena CNN en Español, presentador y jefe de corresponsales en Washington, Juan Carlos López, se refirió a varios temas de actualidad mundial, la polarización, el periodismo y los riesgos que acechan a la libertad de expresión, además del relacionamiento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con los medios de comunicación.
““La presión puede venir a los medios de prensa no directamente de una amenaza que haga (el presidente Donald) Trump o uno de los funcionarios, sino de los intereses comerciales de las grandes empresas que además tienen medios”, asegura.
López Llegó a Paraguay para dirigir una conferencia organizada en ocasión de la celebración por los 60 años de Canal 9-SNT.
Sostuvo que “el periodismo sigue siendo lo mismo: contar las cosas que están pasando. Entender la responsabilidad de informar lo mejor posible. La credibilidad es fundamental, porque ahora todos desconfiamos de todo”.
¿El periodismo enfrenta hoy una crisis particular?
- Dicen que el periodismo es reportar lo que otros no quieren que se escuche, entonces siempre hubo presión en el trabajo del periodismo. Vemos cuántos colegas han entregado sus vidas aquí. La polarización, tal vez -creo que ahora con tanto acceso a información, tanta oferta de información y mucha de ella desinformación- hace que la presión sea más grande y que la gente tenga opciones a que acudir y tenga que buscar lo que considere creíble.
La credibilidad sigue siendo el clave.
-Es fundamental. Estamos en unos espacios donde la gente tiende a creer a quien dice lo que quiere la persona escuchar. Vemos esto en los Estados Unidos, pero se repite el fenómeno. Hay medios estrictamente conservadores, hay medios estrictamente del otro lado. Hay quien sabe que si quiere en Estados Unidos oír la línea oficial del Partido Republicano ve los medios conservadores como la Cadena Fox.
Con autocracias en auge y de lo que se conoce como dictadura blanda, ¿la verdad es la primera víctima?
-Claro que sí. Te pongo un ejemplo: en Estados Unidos se da una controversia porque (el presidente Donald) Trump le exigió a su Departamento de Justicia acusar y abrir un proceso contra sus rivales políticos.
Normalmente, el Departamento de Justicia era independiente de la presidencia. El jueves (último) en la noche, el Departamento de Justicia hizo renunciar al fiscal del distrito de Virginia (Erik Siebert) por no presentarles cargos (a los considerados por el gobierno rivales políticos de Trump), entre ellos al exdirector del FBI, James Comey.
Ese fiscal no presentó cargos porque no veía la evidencia para procesar. Lo hicieron renunciar, nombró a una fiscal que es cercana a él.
¿Qué sigue en el proceso penal impulsado por Trump contra el exdirector del FBI?
Es abogada, pero no tiene experiencia de fiscal y ya ese mismo jueves esa fiscal acusó formalmente al ex director del FBI de cargos que expertos consideran no tienen muchos defectos, pero fue la orden aparentemente del presidente de acusarlo.
Eso no pasaba en Estados Unidos, y está pasando ahora. Era el país de referencia que le decía a los demás países cómo comportarse. Y ahora se están viendo esas líneas autoritarias desde Estados Unidos.
¿Es un tanto inusual ver eso en Estados Unidos?
-Eso no ocurría, no había. Se había establecido, desde el escándalo de WaterGate -que costó la renuncia en 1973 a Richard Nixon (expresidente), muy en específico que tenía que haber separación entre la Presidencia y el Departamento de Justicia, la administración de Justicia.
El presidente y el secretario de Justicia ni siquiera tenían contacto. Se consideraba inapropiado.
Claro que había siempre presiones -en política siempre hay- pero no de este nivel, no que un presidente dé una orden y se cumpla en tres días y que muy probablemente; en este caso no vaya para ningún lado. James Comey no solo fue el director del FBI, es abogado, fue vicesecretario de justicia y ya dijo que se va a defender. Parte de la estrategia de Trump es que si te acusa formalmente tenés que defenderte y eso ya te complica la vida.
Entonces eso es la retribución a través de la judicialización del Estado.
Juzgado de EE.UU. imputa al exdirector del FBI que investigó la campaña de Trump
(Nota de la Redacción: Comey, crítico de Trump, fue acusado de falso testimonio y obstrucción de la justicia en relación con la investigación que llevó a cabo para determinar si Rusia interfirió en las elecciones de 2016 y sobre si miembros del equipo de campaña de Trump habían coludido).
Ceder libertadesAdemás de esto último y sin centrarnos en Trump ¿qué otros mecanismos pueden poner en riesgo la libertad de expresión y de prensa?
-Las presiones comerciales en momentos difíciles, la oferta de información tan amplia y el momento en el que se buscan seguidores y se buscan lectores. Entonces, estamos en una transición, en adaptarnos a ese nuevo mundo en el que las tabletas, los teléfonos, tienen una gran generación de contenido.
Pese a ello siguen existiendo medios de comunicación. Seguir llevando la información porque sabemos que esa credibilidad hace que la gente cuando quiera verificar si algo es verdad nos lea.
¿La sociedad en general puede percibir que su libertad de expresión está en riesgo?
-Mirá, hay un debate muy interesante que se aplica a cualquier gobierno de la región y es el cambio que la gente estaría dispuesta a hacer de libertad por seguridad. Entonces que si el gobierno le ofrece seguridad, está dispuesta a ceder su libertad. Muchas veces no se da cuenta y reacciona con un ‘¿por qué no me lo dijeron?’ Y claro, la gente tiene su vida diaria.
Pero sí se corre el riesgo de quedarse en la vida diaria y no poner atención a las cosas importantes, lo que le permite a los líderes de cualquier tendencia hacer lo que está en sus intereses personales y no necesariamente en los intereses del país.
¿Este estilo de relacionamiento de Trump con los medios de comunicación impone un nuevo modelo de trabajo a los periodistas?
-Ya lo habíamos tenido en su primer gobierno. La relación con las fuentes siempre es distinta, pero alguien con el poder y con la forma en que Trump se involucra es difícil de encontrar. ¿En qué está cambiando? Es un reto, porque toca informar, porque es el presidente, pero uno tiene que también decir y CNN lo hace constantemente.
Trump dijo cuando estaba en campaña para su primera presidencia ‘no crean lo que leen, ni lo que ven, sino lo que yo dije’. Y él (Trump) funciona por ese principio. Nuestro trabajo es verificar y decirle a la gente no, esto no es verdad.
¿Cuál es la diferencia entre el primer gobierno y el actual de Trump y su relacionamiento con la prensa?
-En su primera administración estaba rodeado de personas que tenían más experiencia de gobierno y que entendía más cómo funcionaba, cómo era el sistema de medios de comunicación. Ahora no. Ahora está rodeado de gente que es leal y que sigue lo que él quiere. Entonces la presión ha seguido. Él, por ejemplo, sale de la Casa Blanca. Si tú le haces una pregunta y no le gusta, te insulta enfrente a todo el mundo. Eso no ocurría.
La prensa en Estados UnidosMencionó que siempre hubo presión, independientemente de quién estuvo en el cargo, sea demócrata o republicano, en el caso de EE.UU. Sin embargo, el modelo de Trump cambia, irrumpe. ¿Se perdió la forma con él?
-Es diferente, siempre hubo presión. Entonces, hubo cosas que no le gustaban a los gobierno y se hacían, y empezaban a llamar y a ejercer presión pero no se sentía como ahora de manera tan directa que el presidente descalifique a periodistas.
Especialmente tiene una fijación con las mujeres. Descalifica a las periodistas. Trump es otro estilo y tiene medios que le son leales. El estilo de Trump es muy transaccional.
Su estilo de la convivencia con los medios de comunicación y periodistas se replica en Latinoamérica. Tenemos al mandatario argentino Javier Milei. En Paraguay hubo algunas reacciones parecidas en la presidencia. Con esa perspectiva, ¿qué le espera al periodismo?
-Soy optimista del futuro, porque si uno mira el pasado puede ver que estas presiones no son nuevas esto ocurrió durante décadas en los países, en las repúblicas que tuvieron dictaduras; y a pesar de esas dictaduras y a pesar de las presiones el periodismo se siguió ejerciendo. Yo decía en la conferencia del SNT que “el periodista no se dedica a este oficio porque quiere fama o riqueza, se dedica a esto que es una vocación” y los periodistas vamos a seguir denunciando y vamos a seguir reportando.
Entonces, creo que como parte de esa condición humana -de comunicar- nosotros como periodistas entendemos nuestro oficio. Pero digo, no somos perfectos, somos humanos. Los periodistas están hechos de un material distinto.
Siempre habrá alguien que quiera saber y alguien que pueda contar.
-Exactamente.