
Nivel bajo del dólar no es sostenible en el tiempo, advierte un especialista
Soto realizó un...
Soto realizó un análisis sobre la evolución de la cotización de la divisa estadounidense y señala que puede seguir cayendo.
Aunque el tipo de cambio sorprendió por su caída reciente, los fundamentos estructurales de la economía paraguaya advierten que este nivel no sería sostenible, afirmó.
Señaló que, en lo que va del año, el dólar pasó de superar los 8.000 guaraníes en abril a cotizarse en cerca de 7.000 guaraníes recientemente, hecho que refleja una apreciación de la moneda local en más de 12% en el año.
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¿Qué explica esta trayectoria inesperada? se pregunta el especialista y responde que lo que aprecia al guaraní son fuerzas coyunturales de corto plazo.
“La apreciación del guaraní en 2025 no es producto de una sola causa, sino de una combinación de factores que han convergido en el mismo sentido”, refirió.
Fuerzas de corto plazoA su criterio un conjunto de fuerzas de corto plazo -principalmente monetarias y de expectativas- están dominando el escenario:
Diferencial de tasas y curvas de rendimientos: la tasa de política monetaria del Banco Central del Paraguay (BCP) se mantiene en 6,00%, mientras que la Reserva Federal de EE.UU. recortó recientemente su tasa a 4,00%–4,25%, con la posibilidad de nuevos recortes antes de fin de año.
Si bien el recorte fue reciente, gran parte de ese mayor spread ya había sido anticipado por el mercado, incentivando la apreciación del guaraní. Además, la curva de rendimiento paraguaya conserva una pendiente positiva, a diferencia de la curva invertida o plana en EE.UU., lo que refuerza el atractivo por los instrumentos locales.
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Debilidad global del dólar: la incertidumbre sobre las políticas fiscales y comerciales del presidente Trump, junto con el déficit fiscal estadounidense (proyectado en más del 6% del PBI), han erosionado el atractivo del dólar como moneda de refugio, reflejado en la caída del índice DXY —que mide el valor del dólar frente a una cesta de monedas— en más de 10% en lo que va del 2025.
Si bien el dólar sigue debilitado, el valor del índice ha dejado de caer en los últimos meses, lo que podría representar un piso.
Recomposición de portafolios hacia emergentes: algunos fondos e inversionistas globales están recomponiendo sus portafolios de inversiones con activos de mercados emergentes, seleccionando mercados con fundamentos sólidos, como el paraguayo, en la búsqueda de diversificación y rendimientos atractivos.
Otro grupo de inversionistas está interesado en operaciones de arbitraje, conocidas como carry trade, donde los inversionistas se endeudan en monedas de bajo rendimiento, como el dólar, para invertir en instrumentos en otra moneda con tasas más altas, como el guaraní.
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Como evidencia de ello, en la segunda subasta de bonos del Tesoro paraguayo en moneda local (junio 2025) el 42% de todas las posturas fueron de no residentes. Asimismo, otro grupo de no residentes estuvieron adquiriendo bonos de manera indirecta a través de intermediarios locales.
El diferencial de tasas, sumado a la estabilidad macroeconómica, refuerza la demanda por instrumentos en guaraníes y presiona a la baja el tipo de cambio.
Intervención del BCP en el mercado de cambios: aunque las ventas de dólares desde mediados de 2025 han sido moderadas (Gráfico No 1), el mensaje institucional es claro: el BCP está cómodo con un guaraní fuerte, y dispuesto a actuar si el dólar repunta.
Recordemos que un guaraní fuerte contrapesa a la inflación (4,6% interanual en agosto) que ya venía alejándose de la meta central del BCP (3,5% anual).
Factores que afectanSoto expresó que sin perjuicio de estos acontecimientos recientes, es importante no perder de vista los factores estructurales que afectan la evolución del tipo de cambio a mediano y largo plazo.
En lo que respecta a largo plazo, señala que existen presiones de fondo que podrían revertir la apreciación reciente del guaraní. En ese contexto, cita lo siguiente:
Déficit en cuenta corriente: Paraguay mantiene un déficit externo persistente, cercano al 4% del PBI, debido a menores ingresos de divisas por exportaciones agrícolas y alta dependencia de importaciones.
La vulnerabilidad del sector exportador: los precios deprimidos de la soja y la recurrencia de eventos climáticos adversos limitan la capacidad de sostener un tipo de cambio bajo sin afectar la competitividad.
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Dependencia del consumo importado: la dolarización del consumo interno genera una demanda constante de divisas, más aún cuando la economía crece por encima de su potencial.
Diferencial de inflación entre Paraguay y EE.UU.: aunque Paraguay mantiene una inflación relativamente estable, su meta de inflación (3,5% anual) es superior a la de EE.UU. (2,0% anual).
Si la inflación paraguaya se mantiene por encima de la estadounidense, el tipo de cambio nominal debería ajustarse al alza en el largo plazo, de modo que refleje la “ley de un único precio” -en ausencia de barreras, un mismo producto debería costar lo mismo en todos los países cuando se expresa en una misma moneda (ejemplo, un smartphone).
Productividad del sector transable (efecto Balassa-Samuelson): la apreciación del guaraní no está respaldada por aumentos de productividad en el sector transable, lo que sugiere que el tipo de cambio actual podría estar sobreapreciado en términos reales, generando un gran riesgo para la competitividad del sector exportador y la balanza comercial.
Nivel en zona de equilibrio frágilEn general, explicó el analista, para entender la trayectoria futura del tipo de cambio es necesario construir un balance de fuerzas que integre variables de corto y largo plazo, tanto apreciatorias como depreciatorias (Cuadro No 1).
Poniendo estas fuerzas en la balanza, pareciera que el nivel actual del tipo de cambio se encuentra en una zona de equilibrio frágil, añadió.
A su criterio, si bien las fuerzas apreciatorias de corto plazo dominan el presente, las presiones estructurales de depreciación siguen latentes y podrían activarse en cualquier momento ante shocks externos, reversión de flujos o cambio en las expectativas de los agentes.
“En el corto plazo, es posible que el tipo de cambio siga disminuyendo, ante la presencia de fuerzas apreciatorias de mayor peso, pero un nivel bajo no es sostenible en el tiempo, no solo por las fuerzas depreciatorias estructurales, sino también porque ese nivel puede ser perjudicial para el sector exportador paraguayo, que ya viene afrontando un largo periodo de precios bajos de la soja”, explicó.
En otras palabras, dijo que no se justifica un tipo de cambio bajo sin que exista una evidencia clara de que la economía paraguaya haya mejorado su productividad relativa con respecto a EE.UU., particularmente en su sector transable, y que la economía siga manteniendo un déficit de cuenta corriente relativamente importante.
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Soto puntualizó que el tipo de cambio actual refleja un equilibrio frágil, que las fuerzas apreciatorias de corto plazo —spread de tasas, debilidad del dólar, flujos hacia emergentes— han dominado el escenario. Pero las presiones estructurales siguen latentes y podrían activarse ante cualquier shock externo, reversión de flujos o cambio en las expectativas.
Reiteró que un nivel bajo no es sostenible si no está respaldado por mejoras estructurales en productividad y competitividad o con flujos de capitales estables. “El BCP puede suavizar fluctuaciones, pero no puede sostener un tipo de cambio sobreapreciado sin consecuencias”, aseguró.