
Carapeguá busca declarar la técnica ancestral de “cuatro lisos” como Patrimonio Cultural Inmaterial
Actualmente, algunas familias de la compañía Espartillar impulsan la preservación de esta artesanía tradicional, elaborada con hilo y poivy, con el propósito de que se convierta en un legado ...
Actualmente, algunas familias de la compañía Espartillar impulsan la preservación de esta artesanía tradicional, elaborada con hilo y poivy, con el propósito de que se convierta en un legado cultural para las futuras generaciones, destacó la proyectista Cabello.
La artesana Mirtha Orihuela trabaja con un telar rústico, y su espacio se ha transformado en una escuela-taller que forma parte de la Ruta Nacional de la Artesanía del Paraguay. Allí, los visitantes pueden aprender sobre esta técnica ancestral y valorar lo autóctono de la producción artesanal de tierra adentro.
Orihuela utiliza un telar de cuatro lisos con cuatro pedales, suficiente para realizar la trama tipo rombo característica del tejido. Emplea hilos de algodón y poyvi, e incorporó también el uso de trapillo de algodón, una alternativa más económica y muy demandada. “El diseño que se logra con este telar es único en el país. Ningún otro telar artesanal genera el mismo efecto rombo en la trama”, destacó la artesana.
A pesar de que el costo de producción es elevado, la familia busca diversificar sus productos: colchas, ponchos, camineros, almohadas, porta-tereré y alfombras de distintos tamaños. La participación en expoferias y la promoción en redes sociales, con el apoyo del Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), han permitido que su producción gane cada vez más espacio en el mercado nacional, comentó la artesana.
Orihuela subrayó la necesidad de que las autoridades locales declaren Patrimonio Cultural Inmaterial las técnicas del tejido rústico de cuatro lisos, “como una forma de salvaguardar la artesanía local y valorar el conocimiento de las artesanas”. Explicó que, en ocasiones, personas de otros lugares compran los tejidos, confeccionan productos derivados —como bolsos o cartucheras— y les colocan su propia marca, invisibilizando el origen carapegüeño de esta técnica.
En ese sentido, Jessica María Cabello presentó oficialmente ante la Junta Municipal local la propuesta de declaración del tejido de cuatro lisos como Patrimonio Cultural Inmaterial de este municipio. El proyecto se encuentra actualmente en estudio en las comisiones de Educación y Legislación del órgano deliberativo.
Declaran patrimonio cultural inmaterial las artesanías textiles de Carapeguá
Historia del tejido de cuatro lisosLa propulsora cultural Cabello investigó sobre la historia del telar de cuatro lisos. En ese sentido, describió que en la compañía Espartillar, del distrito de Carapeguá, existía una familia profundamente ligada a la artesanía tradicional: la familia Medina. Don Ramón Medina y doña María Parra, padres de nueve hijos, convirtieron la artesanía en una parte esencial de su vida. Las mujeres de la familia confeccionaban jergas, frazadas de lana y ponchos de ovecha rague.
Hacia el año 1900, Don Ramón —nacido en Carapeguá— trabajaba en una tripulación de barcos que recorría Europa y América. Durante uno de sus viajes, en un puerto de España, conoció un telar que despertó su interés. Fascinado por su funcionamiento, decidió traerlo a Paraguay para que su esposa pudiera utilizarlo en su labor artesanal.
Una de sus hijas, Marina Medina, heredó la habilidad y pasión por el tejido. Se convirtió en una experta en la técnica del telar de cuatro lisos y, entre las décadas de 1940 y 1970, la enseñó en distintas localidades del noveno departamento, incluyendo Ybycuí. Marina fue reconocida por su paciencia, sabiduría y generosidad para compartir conocimientos. Es considerada la Gran Maestra del tejido dentro de su familia. Falleció en 2019, a los 100 años, dejando un legado invaluable.
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En la década de 1970, Mirtha Orihuela, esposa de Felipe Medina (nieto de Don Ramón), aprendió la técnica gracias a Marina Medina, tía de su esposo. Durante años trabajó con el telar de cuatro lisos, aunque más tarde debió abandonarlo por la baja demanda y el alto costo de producción. Aun así, continuó elaborando hamacas, colchas de poyvi y frazadas de trapo.
Décadas después, en 2020, durante la pandemia, su hija Licia Medina decidió retomar el legado familiar. Con el apoyo de su madre, reconstruyeron el telar horizontal de cuatro lisos y cuatro pedales (pyrunga), inspirado en el diseño original traído de España. Desde entonces, confeccionan diversos productos: hamacas, colchas, individuales y ponchos, incorporando también restos de tela como materia prima. Las artesana Licia Medina fue ganadora del Premio Jajapo 2022, otorgado por el IPA y su madre Mirtha Orihuela obtuvo el Premio de Capital Semilla 2023, que también fue entregado por el IPA.
El taller de Mirtha forma parte de la Ruta Nacional de la Artesanía del Paraguay y ha sido beneficiado con mejoras gracias al convenio entre el Gobierno de Paraguay y el Gobierno de Taiwán, convirtiéndose en un atractivo turístico cultural.
