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Vidas resilientes, entre el oficio y la fe

Enzo Solís, de 26 años, enfrentó un prolongado periodo de adicciones que lo llevó a perder el rumbo en su vida. Con el apoyo de su familia, ingresó en un centro de recuperación en Fernando de...

Enzo Solís, de 26 años, enfrentó un prolongado periodo de adicciones que lo llevó a perder el rumbo en su vida. Con el apoyo de su familia, ingresó en un centro de recuperación en Fernando de la Mora, donde no solo se rehabilitó, sino que descubrió su pasión por la barbería a través de una fundación que impartía estos talleres.

“Sentía un vacío inmenso que lo intenté llenar con las drogas por casi 10 años, pero llegó un punto de mi vida en que ya no sabía qué hacer, y ahí fue donde Dios tocó mi corazón y pude tomar la decisión de ir a restaurarme. La barbería descubrí a partir de un taller que aprendí en el centro de recuperación y fue un instrumento demasiado grande en mi vida. La verdad que llegó en el momento preciso, siempre me gustó este oficio y fue el gran impulso para lo que hoy en día soy”, afirma.

Enzo encontró en este oficio un propósito en la vida, por el cual esforzarse y luchar por sus sueños es, además, su medio de sustento económico para él y su familia. Tras haber pasado varios años de estar limpio y de reconstruir su vida, ahora enseña a otros jóvenes y los acompaña en su proceso de recuperación.

El joven destaca que además del apoyo técnico por parte de la Fundación Más Vida, que imparte estos talleres, recibió una contención espiritual a través de la iglesia, que lo fortaleció aún más en su fe y en lograr sus metas personales. También resaltó el apoyo de su familia, que lo animó para tomar la decisión de buscar ayuda para salir del pozo de las adicciones.

Durante este proceso, Enzo conoció a Marité, quien compartía su vocación y sueños de luchar juntos por vidas restauradas, y formaron una familia. Actualmente, ambos impulsan a otros jóvenes a través de su trabajo y voluntariado en los talleres de oficios.

“Mi meta es seguir mejorando como persona y como profesional, seguir ayudando a los jóvenes, y también pensamos en ir a un centro de capacitación para misioneros, ese es nuestro siguiente paso”, expresa.

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Experiencia personal y gratitud

La Fundación Más Vida se consolidó en Paraguay en 2022, tras la experiencia de su fundador y director, Diego Cáceres, y su esposa en tareas humanitarias en África, ayudando a refugiados. Motivado por un profundo sentido de agradecimiento y el deseo de multiplicar oportunidades para otros, el proyecto encontró su raíz en la propia historia de su creador, quien creció en un entorno de carencias, pero recibió apoyo y pudo transformar su vida a partir de la fe y la educación.

El programa se enfoca en desarrollar talleres vocacionales pensados especialmente para jóvenes en situación de vulnerabilidad para facilitarles la salida laboral con una ocupación digna. Entre los oficios que abarcan se encuentran: barbería, lavado de autos y motos, panadería, maquillaje y aplicación de uñas en gel, así como formación en emprendedurismo.

Según cifras actuales, alrededor de 13% de los jóvenes paraguayos (casi 195.000 jóvenes) se identifican en la franja “nini” (ni estudian ni trabajan), en gran parte debido a la falta de oportunidades, pobreza, ausencia de contención familiar y exposición a adicciones. La labor de organizaciones de la sociedad es relevante en este escenario, brindando espacios de capacitación y contención que buscan revertir esta tendencia.

Prevención e inclusión social

Diego Cáceres explica que los talleres no solo ofrecen una formación técnica, sino que también se enfocan en el desarrollo personal y espiritual de los jóvenes y que a través de los mismos buscan ser un canal preventivo para evitar que esa franja vulnerable de jóvenes caiga en vicios o en la delincuencia, o si ya están en estos temas, cuenten con herramientas para su reinserción social y superación.

“El verdadero objetivo es que los jóvenes descubran en este proceso el valor y propósito de su vida. Ofrecer dirección y sentido constituye una forma efectiva de prevención ante el consumo de drogas y la exposición a entornos de riesgo”, acota.

En efecto, los talleres brindan acompañamiento, comunidad y un ambiente saludable en que se promueven valores como el esfuerzo, la fe y la perseverancia. Tienen en claro que la prevención no se logra solo con discursos, sino creando este tipo de espacios con propósito y contención espiritual.

“Hay jóvenes a quienes les cuesta perseverar en sus metas, empiezan algo con mucha emoción, pero luego ante la menor dificultad se quedan por el camino y no logran culminar lo que empiezan. Aquí les acompañamos con valores, principios y enseñanzas para que puedan proyectarse en cumplir sus propósitos, también tenemos muy presente el valor espiritual y la fe en Dios como un motor y pilar importante en este proceso”, afirma.

En ese sentido, indica que también acompañan a adolescentes con procesos judiciales, en situación de adicciones o residentes en hogares de abrigo, y a adolescentes en distintas condiciones en la comunidad, ayudándolos a establecer metas y valores para su vida futura, y enseñándoles estas herramientas prácticas que le ayudarán a tener una ocupación digna.

Comentael caso de un joven llamado Pablo, que durante muchos años, al igual que Enzo,luchó contra las adiccionesy vivió la destrucción de su familia:“Cuando llegó al curso, apenas podía creer que todavía tenía una oportunidad. Aprendió un oficio, recuperó su autoestima y el día de su graduación se reconcilió con su padre, con lágrimas en los ojos comprometió su vida a un propósito mayor y hoy tiene su propia barbería”.

Justicia Restaurativa, un programa de oportunidades

En Lambaré culminó recientemente un taller de barbería en alianza con la iglesia local Familia en Conexión y el Programa Justicia Juvenil Restaurativa del Juzgado Penal de Adolescencia, para que jóvenes con medidas judiciales puedan participar de estos talleres.

Participaron jóvenes de la comunidad y adolescentes con medidas judiciales que encontraron en este taller de barbería un oficio muy atractivo y rentable. Recibieron sus certificados y kits de herramientas para iniciarse en el oficio, y algunos de ellos ya fueron contratados en locales formales; otros montaron su propio emprendimiento, y están cooperando como voluntarios en actividades solidarias.

Un punto fundamental es que los alumnos que han recibido este apoyo a través de la fundación, lo puedan retribuir ayudando a otras personas y en eventos solidarios, inculcándoles de esta manera el valor de la empatía, la solidaridad y el amor al prójimo.

“Muchos de estos jóvenes llegan con historias complejas y pocas expectativas de futuro. Sin embargo, la experiencia demuestra que al brindarles herramientas, escucha y un trato digno, los jóvenes logran transformar sus vidas”, se explaya Diego Cáceres.

La reinserción social de adolescentes es posible

Impacto en hogares de abrigo

Otra de las iniciativas destacadas por Cáceres fue la posibilidad de llevar el taller de barbería en el hogar de abrigo “Unidos por Cristo”, en la ciudad de J. Augusto Saldívar, donde residen menores sin familia o bajo custodia judicial. Estos programas buscan dotar a los adolescentes de herramientas y capacitaciones que faciliten su futura independencia e inserción social el día que tengan que dejar la institución, cuenten con herramientas para trabajar y sostenerse económicamente.

La formación en oficios, acompañada de valores, con apoyo emocional y espiritual permite a los jóvenes no solo reinsertarse en la sociedad, sino también convertirse en agentes de cambio, replicando la ayuda que recibieron.

Alrededor del 13% de la población joven en Paraguay “ni trabaja ni estudia”

Según cifras actuales, alrededor del 13% de los jóvenes paraguayos (casi 195.000 jóvenes) se identifican en la franja “nini” (ni estudian ni trabajan).

Fuente: https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/abc-revista/2025/11/16/vidas-resilientes-entre-el-oficio-y-la-fe/

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