El departamento vuelve a estar bajo la lupa debido al alarmante aumento de casos, muchos de los cuales se registran dentro del propio entorno familiar, lo que dificulta su detección y denuncia oportuna.

Hace pocos días, de acuerdo con el informe fiscal, una denuncia se conoció el pasado 20 de junio a raíz de una actividad de concienciación desarrollada en una institución educativa de Caacupé. Durante una charla preventiva, una niña manifestó haber sufrido abusos por parte de una persona cercana a su entorno familiar.

Posteriormente, y en compañía de su madre, la menor amplió lo relatado y señaló como presunto responsable a su abuelo paterno. Según datos de la investigación, los abusos ya venían ocurriendo desde finales del año 2022, en el domicilio donde residen sus abuelos.

La víctima recibió contención psicológica y fue sometida a evaluaciones forenses por parte de profesionales del Ministerio Público, cuyos informes respaldaron lo denunciado.

En la ciudad de Altos también se tuvo un reciente caso de abuso sexual de un instructor de taekwondo que violentó a su alumna de 13 años.

Desde la Fiscalía regional se reportan más de 45 denuncias por abuso sexual en Cordillera. Ante esto se manifiesta la inquietud por la persistencia de hechos que atentan contra la integridad física y emocional de menores.

Según las consultas, lamentablemente, en la mayoría de los casos, las víctimas callan por miedo, amenazas o por la cercanía con el agresor.

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Denuncias que llegan tarde

Gran parte de las denuncias se generan a partir de intervenciones escolares, consultas médicas o alertas de familiares cercanos, quienes detectan cambios en el comportamiento de los niños.

Desde las fiscalías zonales recordaron que existen canales confidenciales y seguros para realizar denuncias, como el 147 Fono Ayuda de la Defensoría de la Niñez, además de las comisarías, centros de salud y las propias unidades fiscales.

Charlas, talleres y acompañamiento

Para hacer frente a esta preocupante situación, en la ciudad de Caacupé, Atyrá, San Bernandino y ciudades aledañas, desde el departamento de la Consejería por los Derechos del Niño (Codeni), varias instituciones educativas y organizaciones sociales de Cordillera han puesto en marcha talleres de concienciación, con el apoyo de psicólogos y voluntarios comunitarios.

“Estos espacios buscan brindar a los niños y niñas información clara, acompañamiento emocional y herramientas para identificar situaciones de riesgo. Es fundamental que los chicos sepan reconocer cuándo alguien vulnera sus derechos y a quién recurrir sin temor”, expresó la abogada Nahir Araujo de Codeni Caacupé.

Compromiso social

Referentes comunitarios, líderes barriales y organizaciones civiles coincidieron en la necesidad de fortalecer la vigilancia social y fomentar el diálogo familiar para detectar a tiempo cualquier situación que ponga en riesgo a un menor.

“El compromiso de toda la comunidad es muy importante para proteger a nuestros niños. No podemos seguir permitiendo que estos hechos queden impunes o se silencien por miedo o vergüenza. Es hora de involucrarnos todos, denunciar y acompañar a las víctimas”, sostuvo Mariela González, pobladora de Caacupé.

Las autoridades reiteraron su llamado a no permanecer en silencio y denunciar cualquier hecho que atente contra menores de edad.

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