
Latinoamérica y Caribe avanza a 4,4% del PIB en salud: ¿y Paraguay?
En el año 2000, ...
En el año 2000, Paraguay destinaba 2,32% del PIB a gasto sanitario público, una cifra ya por debajo del promedio regional, que se situaba en 2,99%. Esta brecha no solo persistió a lo largo del tiempo, sino que en varios momentos se amplió.
Por ejemplo, en 2006 el país registró un gasto del 1,76% del PIB, mientras ALC destinaba 3,10%, lo que evidencia un diferencial de más de un punto porcentual en un periodo donde otros países comenzaban a fortalecer la inversión pública en salud.
Una dinámica que marcaba una señal temprana de la debilidad estructural del financiamiento sanitario paraguayo, reflejada en infraestructura limitada, necesidad de más personal de salud y mayor inversión en sistemas de información.
Durante la década de 2010 se observó un incremento progresivo del gasto sanitario en Paraguay, alcanzando niveles superiores al 3% del PIB. Esto lo acercó parcialmente a la tendencia regional, aunque sin igualarla, tal como se puede observar en la infografía.
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El contraste se hizo más evidente en los años recientes. Entre 2018 y 2022, la región experimentó un incremento significativo de la proporción del PIB destinada a salud, influida por mayores demandas sanitarias, especialmente en torno a la pandemia de covid.
Durante esos años, ALC destinó alrededor del 4,0% al 4,4% del PIB, mientras que Paraguay se movió entre 3,03% y 4,08%. Aunque el país elevó su inversión, continuó por debajo del ritmo regional, lo que indica una menor capacidad relativa para ampliar servicios, reducir gastos de bolsillo y avanzar hacia una protección financiera más robusta.
El año 2021 marcó uno de los picos recientes: Paraguay destinó 4,47% del PIB, una cifra que refleja el esfuerzo extraordinario asociado a la emergencia sanitaria.
Sin embargo, en 2022 el gasto se redujo a 4,08%, mientras ALC se mantuvo en 4,11%, lo que reafirma que la convergencia con los niveles regionales no ha sido constante. Esta diferencia, aunque en apariencia marginal, tiene implicancias importantes en la capacidad del sistema de salud de responder a desafíos estructurales.
Los niveles de gasto público en salud son determinantes para reducir los gastos de bolsillo, un indicador clave para evaluar el progreso hacia la cobertura sanitaria universal (ODS 3.8).
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Un gasto público relativamente bajo, como el registrado en Paraguay durante gran parte de los últimos veinte años, suele asociarse a mayores pagos directos por parte de las familias y a brechas en el acceso equitativo a servicios de calidad.
En el contexto regional, donde varios países han fortalecido la inversión sanitaria para disminuir la carga financiera sobre los hogares, Paraguay aún enfrenta el desafío de consolidar un sistema más resiliente y accesible.
La evolución de las cifras muestra que el país avanzó, pero a un ritmo menor que la región. Mientras América Latina y el Caribe elevaron su gasto sanitario en más de un punto porcentual del PIB entre 2000 y 2022, Paraguay aumentó su inversión en aproximadamente 1,7 puntos porcentuales, pero partiendo de una base más baja y manteniéndose por debajo del promedio regional en la mayoría de los años.
Los datos del Banco Mundial reflejan una conclusión clara: Paraguay ha mejorado su financiamiento sanitario, pero continúa rezagado frente al estándar regional.
Para avanzar hacia la cobertura sanitaria universal, será necesario fortalecer la inversión pública, mejorar la eficiencia del gasto y ampliar la capacidad del sistema para responder a las crecientes demandas de una población que requiere más servicios, mejor calidad y menor carga financiera.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones
