Dentro del marco del Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas, que se recuerda cada 26 de junio, el Observatorio del Ministerio Público da a conocer las cifras procesadas este año de causas relacionadas a las sustancias prohibidas a nivel país, hasta el mes de mayo, que igualan en cantidad de denuncias por día a los periodos 2023 y 2024.

Denuncias por día

El documento señala que en el 2020 fueron formuladas 1.931 denuncias, lo que representa un promedio de cinco por día a nivel país. Esto considerando que se registraron en tiempos de pandemia, por lo que las causas podrían no haberse iniciado debido al encierro, explica.

En el 2021 se reportaron 1.995 denuncias, lo que equivale también a cinco reportes por día, mientras que en el 2022 aumentaron las denuncias a seis por día, cerrando el año con 2.219 reportes.

A partir del 2023, que culminó con 2.760, se observa que las denuncias aumentaron a ocho diariamente, en promedio.

En el 2024 se da ese mismo comportamiento por día, culminando el periodo anual con 3.058 denuncias.

Este año, hasta el mes de mayo, el Departamento de Estadísticas del Ministerio Público procesó 1.235 causas. Esto significa que en los primeros cinco meses del año ya se reportaron diariamente ocho denuncias por el hecho punible contra la Ley 1.340/1988, que modifica, adiciona y actualiza la Ley Nº 357/72, “que reprime el tráfico ilícito de estupefacientes y drogas peligrosas y otros delitos afines y establece medidas de prevención y recuperación de farmacodependientes”.

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Posibles causas

El tráfico y el consumo de drogas como fenómeno social afecta a las comunidades, al igual que el tráfico de las sustancias en sus diversas modalidades.

El negocio del microtráfico incide profundamente en la vida del ciudadano, ya que penetra en los barrios, afecta directamente a las familias y se orienta a una venta rápida, puesto que los puntos de distribución suelen establecerse en zonas cercanas a escuelas y colegios, lo que agrava su impacto en la comunidad, según explicó la fiscala antidrogas Ingrid Cubilla.

Destacó la importancia de la prevención como herramienta fundamental para evitar la expansión del problema y que el aumento de la represión penal suele ser consecuencia directa de las fallas en las políticas preventivas.

“Cuando se trata de consumidores, se requiere un enfoque distinto, puesto que requiere un abordaje integral que armonice la investigación del hecho punible junto al tratamiento y la rehabilitación del drogodependiente”, subrayó.

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Modalidad

El fenómeno del narcotráfico, ya sea en su modalidad de microtráfico o a gran escala, genera múltiples formas de violencia que afectan directamente a la sociedad.

La intensidad y el tipo de impacto varían según el alcance de la actividad ilícita, pero en ambos casos es posible medir sus efectos a través de distintos indicadores delictivos y sociales.

El microtráfico tiene un efecto directo y multiplicador sobre la violencia cotidiana: robos, homicidios, hurtos, asaltos, violencia familiar y deserción escolar.

En el tráfico de drogas de mayor escala: sicariato, lavado de activos, disputas por el control de penitenciarías y disputas territoriales.

Factores sociales de los que se aprovechan para captar adeptosPobreza y desigualdad económica: las comunidades con altos niveles de pobreza y desigualdad son más vulnerables al narcotráfico, ya que la falta de oportunidades económicas puede llevar a los individuos a involucrarse en actividades ilícitas como una forma de subsistencia.Falta de educación: la baja calidad educativa y la falta de acceso a la educación pueden limitar las oportunidades de desarrollo personal y profesional, haciendo que las personas sean más susceptibles a involucrarse en el narcotráfico o a ser reclutadas por grupos criminales.Desempleo y falta de oportunidades: la falta de empleo formal y de oportunidades laborales puede llevar a las personas a buscar alternativas en el narcotráfico, donde pueden encontrar ingresos rápidos, aunque ilícitos.Cohesión social y estructuras comunitarias: la desintegración de las estructuras familiares y comunitarias puede debilitar el tejido social, lo que facilita la penetración de organizaciones criminales y el aumento de la violencia. Comunidades con altos niveles de cohesión social tienden a ser más resistentes al narcotráfico.Cultura del consumo de drogas: en algunas comunidades la normalización del consumo de drogas se convierte en algo “atractivo y de moda” por la cultura del narcotráfico que puede influir en la percepción del delito y la violencia, lo que puede llevar a una mayor aceptación de los comportamientos, naturalizando el hecho punible al punto de justificar la actividad ilícita relacionada a las sustancias prohibidas.

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