
Así fueron los últimos días de Félix Urbieta, aparentemente ejecutado por Alejandro Ramos y los hermanos Bernal Maíz en 2017
Félix Urbieta fue secuestrado en octubre de 2016 por el grupo criminal autodenominado Ejército del Mariscal López (EML). Un...
Félix Urbieta fue secuestrado en octubre de 2016 por el grupo criminal autodenominado Ejército del Mariscal López (EML). Un escrito hallado en una de las caletas enterradas señala que el ganadero horqueteño fue ejecutado el 16 de febrero del 2017 por Alejandro Ramos y los hermanos Antonio y Feliciano Bernal Maíz.
Los encargados de ejecutar a Urbieta habrían sido Alejandro Antonio Ramos Ramírez, hijo de Alejandro Ramos Morel; Antonio Ramón Bernal Maíz alias “Tybyta”, yerno de Alejandro Ramos Morel, y Feliciano Bernal Maíz.
Los hermanos Bernal Maíz eran integrantes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), pero fueron echados de esa banda terrorista.
Teniendo en cuenta que Antonio era yerno de Ramos Morel, emparejado con Lourdes Teresita Ramos (presa), formaron un nuevo grupo: Ejército del Mariscal López (EML).
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“Decreto supremo”Tanto Alejandro Ramos Morel, quien emitió el “decreto supremo”, como su hijo Alejandro Antonio y los hermanos Bernal Maíz, quienes participaron directamente de la muerte de Félix Urbieta, fueron abatidos.
El contexto sobre la ejecución de Félix UrbietaEl 1 de febrero del año 2017, la familia Urbieta dio una conferencia de prensa; sin embargo, se trataba de un mensaje solapado para los terroristas de que ya estaban en condiciones de efectuar el pago.
En el momento en que las dos hijas y yernos se dirigían a los secuestradores, en teoría, Laura Casuso, abogada de Jarvis Chimenes Pavão, debería estar viajando hacia la ciudad de Horqueta con G. 800 millones que le faltaba a la familia para completar el equivalente a los U$S 350.000, monto que se había pactado con grupo terrorista EML.
Liliana Urbieta, hija de Félix, recordó que el brasileño Jarvis Chimenes Pavão, uno de los principales narcotraficantes de Sudamérica, les ofreció US$ 500.000, monto que luego bajó a US$ 350.000 (por el impuesto revolucionario) para completar lo solicitado.
“Llegó la hora fijada, pero no llegó Laura. Me dijo que el dinero que nos debía prestar se usó para un negocio”, lamentó.
Como la abogada nunca llegó con el dinero, la familia no logró reunir la suma concretada, por lo que el pago del rescate se volvió a dilatar.
Esa situación fue considerada por el EML como un abandono de las negociaciones, lo que motivó, según un primer escrito, el enojo del que en ese momento era “comandante” de la banda terrorista, Alejandro Ramos, quien en uno de los escritos ya había consignado que fueron engañados, por lo que tendrían a ejecutar “al prisionero”.
El 16 de febrero del 2017, en horas de la madrugada, se escucharon disparos de rifle cerca del campamento del grupo EML en Horqueta. Esto anotó Alejandro Ramos Morel: “Escuchamos disparos de rifle hacia nuestra posición, por lo que tuvimos que desplazarnos y buscar una nueva posición”.
Una vez reubicados, con el secuestrado, y aparentemente se reanudaron los disparos, que nunca se supo de quiénes eran, escribió que él debió hacer tres disparos de pistola para amedrentar “a los enemigos”.
Ramos Morel, molesto por el fracaso de las negociaciones y acechado por los disparos cerca del campamento, el 16 de febrero escribió en una de sus agendas (incautadas en las caletas): “Al amanecer salen tres compañeros para deshacerse del prisionero, ya que sus familiares se mantienen en su prepotencia aumentada, para dar cumplimiento al decreto supremo, no quedando otro camino”.
El escrito del día siguiente señala que los encomendados para cumplir “el decreto supremo” regresaron al campamento “sin novedad y sin el prisionero”.
