El fin de los 35 años de terror de una de las dictaduras más largas de Latinoamérica llegó entre la noche del jueves 2 y la madrugada del viernes 3 de febrero de 1989. Luego, el 1 de mayo se realizaba la primera elección democrática del Paraguay; y el día 15 del mismo mes asumía como presidente el ideador y principal impulsor del derrocamiento de Alfredo Stroessner, Andrés Rodríguez, su consuegro, quien pasaría a completar el periodo presidencial hasta 1993.

El general Andrés Rodríguez ordenó la ejecución del plan y fue el fallecido general Lino Oviedo (Carlos 3), el que, granada en mano, obligó a Stroessner a renunciar a la Presidencia de la República, haciéndole firmar la nota a las 05:00 del día 3 de febrero. La ciudadanía estalló de alegría.

En el periodo dictatorial el diario ABC Color fue blanco de una seguidilla de hechos intimidatorios, ataques dirigidos a sus periodistas y, especialmente, hacia el director, Aldo Zuccolillo, hasta que fue clausurado por tiempo indeterminado. Tras la caída del tirano, el medio de comunicación se reabrió el 22 de marzo de 1989.

A 36 años de la caída de Alfredo Stroessner

Participaron ocho partidos, pero solo la ANR y el PLRA eran contendientes serios.

Domingo Laíno era el aspirante liberal pero la victoria estaba cantada para Andrés Rodríguez, quien finalmente obtuvo el 74% de los votos. “Le debemos la democracia”, decían los votantes.

Rodríguez fue también impulsor, en 1992, de una Asamblea Nacional Constituyente donde se originó la Constitución Nacional que rige hasta nuestros días.

Dispuso la devaluación del guaraní, la unificación de los tipos de cambio y la eliminación de tasas a las operaciones financieras, lo cual favoreció las exportaciones y, al menos al principio, espoleó la producción.

Pero el alza de los precios como consecuencia negativa de la devaluación lo obligó a lanzar un plan de estabilización, el cual, unido a las malas cosechas y a la caída de los precios internacionales del algodón y otros productos agrícolas que el Paraguay exportaba, repercutió severamente en la actividad económica.

El Gobierno hizo aprobar en el Congreso un paquete de leyes económicas de carácter liberal y desregulador, dando luz verde a la reordenación del sistema fiscal, a la privatización de las empresas públicas y a la garantía de las inversiones de capital extranjero.