
Se fue la “Reliquia”, el “Ídolo” de San Pedro
Ídolo dentro y fuera de la cancha, Marín fue exjugador de Cerro Porteño, figura internacional con paso destacado por la Selección Paraguaya, campeón de interligas con la selección de San Pedr...
Ídolo dentro y fuera de la cancha, Marín fue exjugador de Cerro Porteño, figura internacional con paso destacado por la Selección Paraguaya, campeón de interligas con la selección de San Pedro y entrenador de clubes y combinados regionales. Carismático, folclórico, espontáneo y cabalero, su estilo y personalidad marcaron a varias generaciones de futbolistas y aficionados.
Una vida marcada por el fútbolSu historia comenzó a forjarse en los años 70, cuando integró la selección juvenil campeona invicta en 1971. Pero su consagración llegó en 1972, cuando con la camiseta de Cerro Porteño deslumbró en la Copa Libertadores, anotando dos goles inolvidables ante el poderoso San Pablo de Brasil, en un histórico triunfo azulgrana por 3-2 en los minutos finales.
Ese mismo año, levantó su primera copa nacional, iniciando el glorioso tricampeonato de Cerro Porteño (1972, ’73 y ’74). Su talento trascendió fronteras y en 1973 fue convocado por el mítico técnico Ferenc Puskás para jugar en Grecia con el Panathinaikos.
Regreso a casa y legado eternoTras su paso por Europa, volvió al país para vestir nuevamente la azulgrana y conquistar más títulos antes de retirarse en 1976. Lejos del profesionalismo, eligió regresar a su querido San Pedro de Ycuamandyyú, donde dedicó su vida a compartir anécdotas, formar nuevos talentos y mantenerse cerca del fútbol que tanto amó.
Marín fue campeón de interligas con la selección de San Pedro, junto a figuras como Saturnino Arrúa. Como entrenador, se destacó por sus inolvidables cábalas, charlas técnicas cargadas de pasión y respeto, y un estilo tan único como entrañable.
“Ídolo”, por siempreEra habitual escucharlo llamar a sus jugadores, amigos y conocidos con su ya legendario saludo: “¡Ídolo!”, palabra que él convirtió en marca registrada. Y fue precisamente así como la gente terminó llamándolo también a él: “El Ídolo”. Un título que llevó con humildad, cercanía y una enorme sonrisa.
Félix Fermín Marín no fue solo un futbolista, fue un símbolo. Una reliquia viviente del fútbol de San Pedro. Un personaje entrañable que supo dejar huellas en cada cancha, en cada vestuario y en cada corazón.
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El adiós del puebloLa noticia de su partida fue confirmada por su familia en Choré, ciudad donde vivía. Las redes sociales se inundaron de mensajes, recuerdos y homenajes. El pueblo, los clubes, los excompañeros, y los hinchas le dicen adiós a su ídolo. A su Tigre. A la reliquia del fútbol sampedrano.
Que descanses en paz, Félix “El Tigre” Marín. El ídolo nunca muere, vive en cada recuerdo, en cada gol, en cada grito de aliento.
Fuente: https://www.abc.com.py/nacionales/2025/08/26/se-fue-la-reliquia-el-idolo-de-san-pedro/
