En medio de las denuncias que se vienen presentando desde ABC con respecto a los alevosos casos de nepotismo que salpican al gobierno de Santiago Peña, este prefiere evitar hablar de ello, usando como excusa el deporte.

Hoy, en medio de un acto de entrega de becas a atletas de alto rendimiento en la Secretaría Nacional de Deportes, se excusó de responder acerca de esta situación, atendiendo al discurso que tiene su gobierno con respecto a la calidad del gasto, mientras sus principales referentes enchufan a sus hijos y parientes al presupuesto público.

Tampoco respondió las consultas sobre las modificaciones que pretenden introducir a la ley que castiga el nepotismo. Peña se suma así a su vicepresidente, Pedro Alliana, salpicado directamente por un caso de nepotismo, el de su hija, quien fue nombrada en la Cámara de Diputados y que evita hablar con ABC.

Alliana prometió al equipo periodístico de este diario que daría una respuesta pero, finalmente, esta mañana, ante la llamada de ABC Cardinal, argumentó que no hablaría con este medio y que en su momento daría su descargo mediante los canales oficiales.

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El Presidente evitó referirse de esta manera a las sospechas de la ciudadanía de que los cargos que su gobierno ofrece a algunos opositores son moneda de cambio para el apoyo al oficialismo y premio a la lealtad de quienes ya integran su equipo político.

Mientras Peña alardea de la entrega de becas a los deportistas, algo absolutamente necesario, no quiere hablar sobre cómo el malgasto público incide en la falta de mayor inversión en infraestructura deportiva e incluso en la posibilidad de dar mayor apoyo a los propios deportistas.

Lo más preocupante de esto es que justamente quien opera como el nexo entre el Ejecutivo y el Legislativo, el vicepresidente Alliana, esté también salpicado por el caso de su hija, contratada en Cámara de Diputados con un sueldo exorbitante y ni siquiera asiste regularmente a su lugar de trabajo.

Con esta conducta, el Ejecutivo demuestra que tanto la entrega de becas para el deporte como el supuesto mejoramiento de la calidad del gasto no pasan de ser discursos y elementos de propaganda y no una preocupación y ocupación real de este Gobierno.

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