
Piribebuy revivió uno de los capítulos más dolorosos y heroicos de la historia paraguaya
La puesta en escena recorrió ocho postas, ubicadas entre los barrios Santa Ana y Virgen del Rosario, sobre la calle Hilario Amarilla. Estudiantes de diferentes instituciones educativas encarnaron ...
La puesta en escena recorrió ocho postas, ubicadas entre los barrios Santa Ana y Virgen del Rosario, sobre la calle Hilario Amarilla. Estudiantes de diferentes instituciones educativas encarnaron a los personajes que marcaron la Guerra Grande, ofreciendo al público una experiencia inmersiva cargada de emoción, patriotismo y memoria.
La jornada comenzó con la primera posta, que recreó la entrada del ejército paraguayo con uniformes y elementos de la época, simbolizando el inicio de la resistencia de Piribebuy ante las fuerzas invasoras. Esta escena, una de las más esperadas por el público, marcó el tono del recorrido y logró arrancar lágrimas incluso a visitantes que llegaron por primera vez.
Más de 7.000 personas asistieron a la representación, provenientes no solo de Piribebuy, sino también de otras ciudades del país. Familias enteras, estudiantes, historiadores y turistas caminaron junto a los actores, avanzando de posta en posta como si viajaran en el tiempo hacia aquel trágico 12 de agosto de 1869, cuando la ciudad fue arrasada por las tropas brasileñas.
Entre las escenas más impactantes estuvo la de las, “Las Heroínas de Piribebuy”, a cargo del Colegio Nacional San Blas, que rindió homenaje a las mujeres que defendieron la ciudad y cuidaron a los heridos en medio del fuego cruzado. También destacó la posta, “El Incendio del Hospital de Sangre”, presentada por la Escuela Limpia Concepción Pérez N.º 259, que recreó el ataque directo al hospital donde se encontraban mujeres, niños y heridos, muchos de los cuales fueron quemados vivos.
Estela Noguera, alumna del Colegio Nacional, se presentó como una de las heroínas de la Batalla de Piribebuy, con paso seguro y mirada decidida. Cuando llegó su momento, llevó en el rostro la fuerza de aquellas mujeres que, hace más de un siglo, enfrentaron la adversidad con valentía.
“Es un honor enorme poder darles voz y rostro a nuestras heroínas. Ellas merecen ser recordadas siempre”, expresó con la voz quebrada, apenas finalizada su participación.
El acto fue avanzando entre escenas que hicieron vibrar la memoria colectiva. Y entonces llegó el cierre. El escenario fue ambientado como en la época de guerra, recreando fielmente cada detalle histórico.
Las jóvenes del Colegio Nacional comenzaron a cantar. La melodía, suave al principio, fue creciendo hasta envolverlo todo. Los acordes, cargados de sentimiento, parecían atravesar el tiempo y traer de vuelta el espíritu de aquellos días de lucha.
En el público, algunos se tomaban de las manos, otros simplemente dejaban que las lágrimas corrieran. No había palabras, solo un silencio profundo al final de la última nota. Un silencio que decía más que cualquier discurso: que Piribebuy no olvida, y sus heroínas siguen vivas en la memoria y el corazón de su gente.
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El recuerdo de la batallaLa Batalla de Piribebuy, ocurrida el 12 de agosto de 1869, fue una de las más sangrientas de la Guerra de la Triple Alianza. En aquel entonces, Piribebuy había sido convertida en la Capital de la República, y la defensa de la plaza estaba a cargo del teniente coronel Pedro Pablo Caballero, al mando de 1.600 hombres, mujeres y niños.
El 10 de agosto, un ejército aliado de más de 20.000 hombres, con 35 piezas de artillería, llegó a las cercanías. La madrugada del 12, el comandante aliado intimó a Caballero a rendirse. Su respuesta fue tajante: “Estoy aquí para pelear y morir si es necesario, pero no para rendirme.”
La negativa desató un feroz bombardeo sobre la ciudad, seguido de ataques desde todas las direcciones. Dos veces fueron rechazados los invasores, pero la superioridad numérica terminó imponiéndose. Las trincheras cayeron y la lucha se trasladó a las calles e incluso al interior de la iglesia.
Los artilleros paraguayos llegaron a cargar sus cañones con vidrios rotos, piedras pequeñas, restos de cerámica, cubiertos, utensilios de metal e incluso cocos. Los combatientes usaron armas blancas, ramas, tacuaras afiladas y botellas rotas; las mujeres lanzaron piedras y agua hirviendo contra los atacantes.
La resistencia terminó con la captura del propio Caballero, ejecutado frente a su esposa. El hospital de sangre fue incendiado con los heridos y quienes los asistían dentro. Los documentos del Archivo Nacional que se encontraban en Piribebuy fueron quemados o saqueados por las tropas invasoras.
Este sábado, la ciudad volvió a caminar por sus calles con el peso y el orgullo de su historia. Cada escena, cada uniforme y cada palabra revivieron la memoria de quienes dieron la vida por la patria. Y, 156 años después, Piribebuy volvió a decir, a través de su gente, que la historia no se olvida.
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