Durante la homilía pronunciada en la misa central a San Juan Bautista, el religioso planteó la necesidad de revisar la propia vida cristiana a partir de una pregunta concreta: “¿Soy motivo de esperanza para mi familia, soy un signo de esperanza para mi pueblo o soy el quebranto?”, expresó.

López subrayó que la esperanza no se construye con palabras, sino con testimonios, gestos y acciones. Citó al propio San Juan Bautista, quien instaba a “dar frutos que prueben su conversión, ya que las palabras no prueban nada”.

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También hizo suyas las palabras del cardenal Cristóbal López, quien cuestionó la contradicción entre la masiva religiosidad popular y los altos niveles de corrupción.

“Damos risa cuando vamos un millón de personas a Caacupé y luego el país está nadando en corrupción. No se puede confiar en la justicia, en los políticos, en los comunicadores, en los religiosos, porque hay corrupción por todas partes”, citó.

Finalmente, llamó a una revisión del corazón y a una conversión auténtica que se exprese en frutos de esperanza. “Solo los buenos frutos dan esperanza, y esto debe motivarnos a acercarnos más a Jesús y tener esa verdadera conversión”, concluyó.

Tras la misa, se realizó la tradicional procesión con la imagen del santo patrono por las principales avenidas de la ciudad, acompañada por monseñor López y una gran cantidad de fieles, quienes recibieron la bendición a lo largo del recorrido.