
Obispo Fritz en Caacupé: “Los indígenas son sin tierra, sin calle y sin justicia”
Mons. Fritz cuestionó duramente el rol del Estado y, en particular, del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) durante la misa de las 7:00 en el tercer día del novenario de la Virgen de ...
Mons. Fritz cuestionó duramente el rol del Estado y, en particular, del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) durante la misa de las 7:00 en el tercer día del novenario de la Virgen de Caacupé.
“¡Ojalá, que alguna vez, el INDI cumpla su función ahora una vez más con un nuevo presidente; y vuelta su oficina (aunque más que precaria) a Asunción como es necesario y debido sin que los vecinos rechacen la presencia de indígenas en su barrio! – ¡Qué triste testimonio!”, expresó.
Recordó que “los indígenas son expulsados de su tierra, vienen a la capital, donde son expulsados de las calles. No son solo sin tierras, son sin calles, sin ningún lugar donde sean bien recibidos. ¿Cómo dijo acertadamente Mons. Gavilán: “Valoramos al Guaraní, pero no a quienes nos lo heredaron’”.
Y subrayó: “El bien común no podemos soñar, mientras que siguen discriminación y racismo en nuestra sociedad”.
El obispo interpeló al Gobierno por la falta de presupuesto para garantizar derechos: “¿Cómo piensa el Estado que sean cumplidos sus derechos, en parte bien plasmados en el Plan Nacional de Pueblos Indígenas pero: sin asegurar el presupuesto necesario?. El Bien Común no podemos soñar, mientras que no tenemos un presupuesto que considera a los sectores más necesitados”.
Invocó también a los profetas Isaías y San Pablo para llamar a la conciencia nacional: “Necesitamos justicia, tu justicia”. Y advirtió que Paraguay no puede seguir “con los ojos cerrados sobre toda ante tanta injusticia, tanta corrupción, tanto nepotismo, tanto enriquecimiento ilícito”.
En un tono crítico, retomó palabras del Papa: “Vemos crecer algunas élites de ricos, que viven en una burbuja muy confortable y lujosa, casi en otro mundo respecto a la gente común”.
Desalojos violentos y tierras invadidasFritz fue categórico al señalar que el problema de fondo es la tierra: “El bien común no podemos soñar si no hay tierra suficiente para indígenas y campesinos”.
Denunció que, pese a que el Estado entrega viviendas dignas, “para muchos, esto queda un sueño, no realizado”. Y lamentó la contradicción nacional:
“Tanto más indigna tener que ver siempre de nuevo, familias humildes campesinas y especialmente indígenas ser despojadas de sus habitaciones: siguen desalojos violentos de comunidades enteras, a veces por fuerzas del orden público (aunque uno puede preguntar, qué orden se crea, cuando se queman casas y chacras, dejando niños con sus padres llorando en la calle); y otras veces por ‘servicios’ contratados, enviados por un estanciero, como pasó en Karapá el mes pasado”, dijo.
También apuntó a la impunidad de invasiones dentro de territorios indígenas:
“Por otra parte, no hay ningún apuro para desalojar invasores quienes se colocan dentro de tierras indígenas y hasta arman estancias, como es el caso de Loma”.
Visiblemente cansado de repetir año tras año el mismo reclamo, expresó:
“Ya me cansa tener que repetir todos los años este mismo grito contra los desalojos injustos e inmisericordes de comunidades indígenas. ¿Hasta cuándo, Señor?”.
Deforestación récord y mafia del carbonoEl obispo denunció la certificación de tierras que permite a grandes propietarios continuar con la deforestación:
“En el Chaco llega a cifras récord: sólo en el Distrito de Mariscal Estigarribia desaparecieron más de 286.000 hectáreas en los últimos 5 años (es decir: 160 hectáreas al día). El Bien Común no podemos soñar si destruidos la base de nuestra Casa Común”.
Cuestionó la corrupción en los créditos de carbono:
“Podrían ser un beneficio para las comunidades indígenas si no existiera una mafia que desvía estos fondos millonarios; o los roba descaradamente. Y lo que más indigna: cuando están metidas autoridades y peor todavía: que una institución que debería investigar tales desmanes, como es la fiscalía (concretamente en Asunción) no cumple con su deber”.
Un mensaje a los jóvenes indígenasEl obispo dedicó un largo tramo a los jóvenes:
“Les miro con un cariño muy especial. Pero, les confieso que a veces me preocupa cuando les veo con caras tristes cuando tengo que enterarme de otro suicido más cuando algunos parecen avergonzarse de sus ricas culturas indígenas”.
Pidió que sostengan con orgullo su identidad:
“Sean sanamente orgullosos de sus culturas… No dejen del lado sus propias lenguas: ¡cada lengua es un tesoro! Procuren conocer su historia, las raíces de sus culturas”.
A la vez celebró la creatividad de las nuevas generaciones:
“Felicito a los jóvenes que producen cosas nuevas que saben usar la tecnologías que hacen poesías o RAP en su propia lengua; que componen polcas, chamamés o cantos en su idioma”.
Construir sobre la rocaFinalmente, llamó a construir una sociedad más justa: “Es así, que van a construir su casa sobre la roca… Y es con Él que cuidamos nuestra casa – la casa de cada familia, la casa comunitaria, la ‘casa común’, la casa del Señor”.
Invitó a que Tupãsy Caacupé acompañe este camino: “En cuya casa nos sentimos tan bien acogidos realmente como una gran familia alrededor de su mamá guasu”, puntualizó monseñor Fritz.
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