En su homilía de este domingo, monseñor Ricardo Valenzuela manifestó que “no es ningún secreto que en estos últimos tiempos los escándalos y la corrupción han sacudido verdaderamente a nuestro país”.

Asimismo, remarcó que es necesario volver a las raíces de la fe en medio de esta situación. Indicó que, para mucha gente, la imagen de la Iglesia se limita a lo que se observa en los medios de comunicación. “Para mucha gente, la Iglesia es lo que se ve en las noticias”, dijo.

Sin embargo, sostuvo que lo que mantiene firme y que renueva a la Iglesia a lo largo del tiempo es el regreso a lo esencial.

“Cuando hay situaciones difíciles, hay que volver a la raíz, al principio de todo y comenzar a reubicar, colocar las cosas en su lugar para lograr la meta deseada”, afirmó.

Monseñor Valenzuela cuestionó el mal uso del poder

San Pedro y San Pablo

El obispo citó como ejemplo a los santos Pedro y Pablo, quienes aprendieron directamente de Jesucristo y se entregaron por completo a su causa.

Recordó que Pedro, en su camino de fe, tuvo que responder a la pregunta fundamental que sigue viva hasta hoy: “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Reflexionó: “Nunca deja de hacerse esa pregunta. Siempre nos hacemos: ¿Quién dice la gente que es Jesús? ¿Quién es?”.

Valenzuela explicó que lo visible de la Iglesia -el Papa, los obispos, los sacerdotes, las religiosas, los seminaristas, los templos y los fieles- es solo una parte superficial de lo que realmente es la comunidad de fe.

“Lo que vemos es la punta del témpano, no es nada comparado con lo que las aguas guardan y esconden por debajo”, advirtió.

Con ojos de fe

Subrayó que los creyentes están llamados a mirar con los ojos de la fe y descubrir el misterio interior de Cristo, que sostiene a la Iglesia desde adentro.

“Venimos aquí para ver con los ojos de la fe ese misterio interior de la presencia escondida de Cristo, para edificar nuestras vidas, levantar nuestras vidas sobre Él, el único y verdadero cimiento que es Cristo Jesús”, expresó.

El obispo recordó también que, en estos 2.000 años, la Iglesia conoció momentos de gloria, pero también tiempos de vergüenza, persecución y corrupción. Pese a esas dificultades, destacó que los verdaderos creyentes no se apartaron de Dios.

“No se enojaron con Dios, no se enojaron con Jesús; al contrario, dieron su vida por ellos”, señaló.

San Pedro y San Pablo

En esa línea, resaltó que Pedro y Pablo compartieron una misma confesión de fe, firme y clara, y que permanecieron fieles a su testimonio hasta el martirio.

“Así, estos dos gloriosos apóstoles están unidos en la misma confesión de la fe, clara y firme, y también en el destino de un testimonio inquebrantable hasta el martirio”, remarcó.

Encomendarse a los dos santos

Finalmente, monseñor Valenzuela pidió a los fieles encomendarse a la intercesión de San Pedro y San Pablo, especialmente en este año jubilar.

Lamentó que, debido al mal tiempo, no se haya podido realizar la tradicional peregrinación, pero resaltó que la oración se mantiene viva entre los devotos.

“Que nos sostenga la intercesión de los santos Pedro y Pablo, cuya memoria celebramos de una manera muy particular en este año jubilar. Aunque hoy, por motivo del mal tiempo, no pudimos realizar nuestra peregrinación, seguimos orando juntos, como cada domingo en esta nuestra basílica, y de manera especial, invocamos a estos dos grandes apóstoles”, concluyó.

Al término de la misa, la Secretaría Municipal de Prevención realizó un emotivo lanzamiento de globos blancos frente al santuario generando un espacio de reflexión, conciencia y esperanza. Este acto se hizo en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.

Monseñor Valenzuela lamentó las tragedias que enlutan a nuestro país