
Itaipú: en Brasil dicen que la renegociación del Anexo C afectará sus tarifas
Brasil y Paraguay están en proceso de renegociación del Tratado de Itaipú, espec...
Brasil y Paraguay están en proceso de renegociación del Tratado de Itaipú, específicamente del Anexo C, que contiene las bases financieras y comerciales de la central hidroeléctrica binacional, refiere la publicación de G1, el portal de noticias de Globo.
En su nota, Mayala Fernandes, de G1, recuerda que la revisión podría tener un impacto directo en las facturas de electricidad de los brasileños. “Esto se debe a que, según los expertos, uno de los posibles escenarios de esta renegociación es que Paraguay ya no estará obligado a transferir a Brasil, a precio de costo, la energía que no consume de la planta de Itaipú, la llamada ‘energía excedente’”, explica.
Recuerda que bajo el modelo actual, Paraguay suministra al Brasil la energía que no consume. “Dado que solo utiliza alrededor del 5% de su total, el país aporta el 45% de la energía que genera. Brasil utiliza este excedente para satisfacer la demanda del mercado regulado”, añade.
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Sostiene que Paraguay busca vender su energía directamente al mercado libre para obtener el mayor valor posible. Y que Brasil, por otro lado, busca mantener la energía más barata, según explica Tomaz Espósito, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Grande Dourados (UFGD).
La Central Hidroeléctrica de Itaipú, ubicada en el río Paraná, en la frontera entre ambos países, comenzó a operar en 1984 y es la segunda más grande del mundo. Con 14 mil megavatios de capacidad instalada, la central suministró el 15,7 % de la energía consumida en Brasil en 2023, según el informe de desempeño operativo de 2024, detalla.
En la nota se recuerda, además, la fecha para la firma del nuevo Anexo C, que se fijó inicialmente para diciembre de 2024, posteriormente, los negociadores extendieron el plazo al 30 de mayo de este año, pero esto no ocurrió “y las negociaciones continúan sin una fecha fija”.
Cuenta que G1 buscó contactar con la asesoría de prensa de Itaipú Binacional, con del director general brasileño, Enio Verri, y con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores para comentar la marcha de las negociaciones, pero que ninguno de ellos quiso hacer comentarios.
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“Según el profesor Espósito, las reuniones son confidenciales y se celebran a puerta cerrada, sin la participación del parlamento. Afirma que, según especulaciones de expertos, se espera que se alcance un nuevo acuerdo para agosto”, apuntó.
Dejar de ceder para vender“Con la renegociación del Anexo C, Paraguay ya no podrá estar obligado a vender a Brasil, a precio de costo, la energía que no consume de la planta de Itaipú. Para Brasil, esto podría significar cambios en los precios y en la distribución de la energía hidroeléctrica”, indica la publicación.
Añade que con la liquidación de la deuda de la central en 2023 y la liberación de miles de millones de dólares anuales, también existe un escenario favorable para la reducción de la tarifa, pero que el resultado de ambas situaciones depende de decisiones políticas y comerciales.
“La Asociación Brasileña de Comercializadores de Energía (Abraceel) defiende que ambos países puedan vender sus cuotas de energía en el mercado libre, donde precios y condiciones se negocian directamente con el consumidor”, publica.
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Actualmente, la energía de Itaipú abastece al llamado mercado cautivo, que incluye a consumidores residenciales y pequeñas empresas. “Es importante que esta energía limpia y económica llegue a la industria, lo que genera empleos e ingresos. La mayor parte del mercado libre es actualmente inaccesible. Solo el 0,01% de los consumidores tiene acceso”, afirma Rodrigo Ferreira, presidente de Abraceel.
Según el presidente de Abraceel, la entrada de Itaipú al mercado libre requeriría una reevaluación de costos. “Para ser competitiva, la planta necesitaría reducir sus costos y enfocarse en la eficiencia de generación”, afirma.
El profesor Tomaz Espósito expone tres posibles escenarios para el nuevo acuerdo, en el cual una es una nueva tarifa equilibrada, con un valor de alrededor de US$ 15 por megavatio/hora, que podría reducir los costos de generación, pero no impactaría directamente en la factura eléctrica debido a transferencias indirectas.
El otro escenario es el mantenimiento del modelo actual, con nuevas negociaciones previstas dentro de 10 años, cuando Paraguay esté en mejores condiciones de consumir toda la energía a la que tiene derecho.
Y el aumento de la tarifa, considerado poco probable por Espósito, debido a la presión de los grandes consumidores brasileños y la proximidad de las elecciones presidenciales.
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“La tendencia es que las tarifas se mantengan equilibradas durante los próximos tres años, con un posible aumento en el futuro”, afirma el investigador. “Si se elimina la obligación de transferir energía, el precio de la energía bajará, ya que tendrá que competir en el mercado”.
También entrevistó al profesor paraguayo Aníbal Orué Pozzo, de la Universidad Federal para la Integración Latinoamericana (UNILA), quien sostuvo que lo que está en juego es la soberanía energética de Paraguay.
“Aunque el tratado prevé igualdad, los países son muy diferentes. Brasil es continental, Paraguay es más pequeño que Paraná. Necesitamos superar esta asimetría”, afirma.
Pozzo critica la cantidad que paga Brasil por el excedente de energía. “Mientras que el mercado internacional paga alrededor de US$ 108 por megavatio/hora, Paraguay recibe solo US$ 41. Esto genera una diferencia de casi US$ 3.000 millones al año. Hoy, el país recibe solo US$ 360 millones”.
Destaca que esta negociación es el punto más crítico del tratado y cuestiona la narrativa brasileña de “liberar” a Paraguay para vender su energía. “Hablamos de dos países soberanos. No se trata de conceder permisos”.
Pozzo cree que los presidentes están distantes y que la relación bilateral está en su peor momento. “Solo falta el momento político para firmar el acuerdo. Esto debe ocurrir cuando no les vaya mal ni a Lula ni a Peña”, dijo.
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Para añadir más discordia, Estados Unidos manifestó interés en la energía paraguaya para su uso en centros de procesamiento de datos e Inteligencia Artificial (IA). El 21 de mayo, el secretario de Estado, Marco Rubio, incluso declaró su apoyo a las inversiones estadounidenses con acceso directo a la energía de Itaipú.
“Ahora Paraguay usa este apoyo como un as en la manga para negociar mejores condiciones. Pero la energía no es un producto cualquiera, no se puede almacenar y requiere regulación. El país necesita reflexionar sobre las cosas”, advierte Espósito en la publicación del vecino país.
