Entre los ocupados, los empleados del sector público son quienes presentan la mayor cantidad de años de estudio, con un promedio de 14,8 años en el primer trimestre de 2025, cifra que se mantiene relativamente constante desde los primeros tres meses de 2023. La tendencia se ha sostenido en el tiempo, ya que incluso en 2022, este grupo registraba un promedio por encima de los 14 años de escolaridad.

En contraste, los trabajadores familiares no remunerados y los trabajadores domésticos siguen mostrando los niveles educativos más bajos. En el primer trimestre de 2025, los trabajadores familiares no remunerados registraron un promedio de 8,5 años de estudio, mientras que los del servicio doméstico alcanzaron 8,8 años. Si bien estos valores han mejorado levemente respecto al primer trimestre de 2022, cuando eran de 8,2 y 8,7 años respectivamente, la brecha con respecto a los empleados públicos continúa siendo significativa: más de seis años de diferencia.

En el caso del empleo privado, los trabajadores asalariados promedian 11,2 año de estudio en el primer trimestre de 2025, grupo que ha mantenido cierta estabilidad en los últimos años, oscilando entre 11 y 11,4 años desde 2022. La cifra sugiere que la mayoría cuenta con estudios secundarios completos o formación técnica, aunque sin llegar a la media de los empleados públicos.

Por su parte, los empleadores o patrones tienen un promedio de 11,4 años de estudio, mostrando una leve mejora frente al mismo trimestre de 2024. Una categoría que ha experimentado pequeñas fluctuaciones entre los trimestres, pero mantiene una brecha cercana a tres años frente a los funcionarios públicos.

Los trabajadores por cuenta propia, que integran una porción importante del empleo informal en el país, tienen un nivel promedio de 8,6 años de escolaridad al inicio de 2025. Esto representa un leve descenso frente al último trimestre de 2024 y es casi dos años por debajo del promedio general nacional. A pesar de su peso en la estructura laboral, este grupo continúa enfrentando desafíos en términos de formación, lo cual puede repercutir en la productividad y calidad del empleo.

Otro aspecto relevante es que el promedio general de escolaridad de la población ocupada muestra una mejora gradual en el periodo 2022-2025, al pasar de 10,1 años en el primer trimestre de 2022 a 10,5 años en el primer trimestre de 2025. Si bien, una evolución de 0,4 años en tres años es modesta, pero indica un progreso paulatino en el capital humano del país.

A modo de remarcar, los datos del INE revelan una estructura laboral marcada por importantes desigualdades educativas según el tipo de ocupación. Mientras los sectores más formales, como el empleo público y el privado, registran mayores niveles de estudio, los trabajadores informales o de baja calificación continúan rezagados. Ante tal situación se refuerza la necesidad de políticas que promuevan el acceso a la educación y la capacitación laboral, especialmente para los sectores con menor formación, con el objetivo de cerrar brechas y fomentar un mercado laboral más equitativo y productivo.

* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.