
Amor sin etiquetas: la visibilidad de las parejas no tradicionales en la sociedad actual
A propósito del Día de los Enamorados, hablamos sobre las parejas LGBTQ+. En Paraguay, la visibilidad de las pareja...
A propósito del Día de los Enamorados, hablamos sobre las parejas LGBTQ+. En Paraguay, la visibilidad de las parejas no tradicionales ha crecido en los últimos años, impulsada por el acceso a internet y las redes sociales. Sin embargo, la discriminación y el rechazo social siguen siendo barreras que dificultan la libre expresión del amor diverso. La psicóloga Gloria Pérez, del Centro Alas, explica cómo esta realidad afecta la salud mental de las personas LGBTQ+ y por qué la lucha por la aceptación sigue siendo una tarea pendiente en la sociedad paraguaya.
“La diversidad tiene más visibilidad y las nuevas generaciones viven con más libertad las relaciones amorosas entre personas del mismo género”, afirma Pérez, destacando que los jóvenes de la generación Z han normalizado mucho más estas experiencias en comparación con generaciones anteriores.
Sin embargo, la psicóloga recuerda que en su adolescencia hablar de estos temas era un enorme tabú. “En los colegios, que en su mayoría son religiosos, era un tema de mucha persecución y vergüenza”, señala. Hoy, aunque hay más apertura, persisten los miedos y la discriminación en ciertos ámbitos familiares y educativos.
Uno de los principales problemas es la falta de apoyo en el núcleo familiar. “Muchas veces, las experiencias amorosas no se comparten con los adultos por miedo a la aceptación, lo que vulnera estas vivencias”, advierte. La falta de respaldo puede llevar a que adolescentes sean expulsados de sus hogares o deban migrar para encontrar un entorno más seguro.
Además de la exclusión familiar, muchas personas LGBTQ+ enfrentan violencia psicológica y física. “Siguen existiendo terapias de conversión, y la psicología no siempre es un lugar seguro para la comunidad”, denuncia Pérez, alertando sobre prácticas que buscan ‘corregir’ la identidad de género o la orientación sexual.
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Impacto en la salud mentalEl impacto en la salud mental es significativo. La psicóloga menciona el concepto de “estrés de minoría”, desarrollado por Ilan Meyer en los años ‘90, que describe el estrés adicional que enfrentan las personas LGBTQ+ debido a la discriminación y la necesidad de ocultar su identidad.
“Lo más leve es la baja autoestima, la sensación de soledad e incomprensión, la sensación de no pertenencia, estrés, ansiedad, etc. Luego se ven problemas más complejos como depresión, ideación suicida, autolesiones, suicidios directamente. Cuando llegamos aquí es que hicimos todo mal como sociedad y la negligencia tanto de las familias, colegios, lugares de trabajo y el Estado matan personas”, enfatiza.
A nivel global, los discursos de odio promovidos por líderes políticos también repercuten en Paraguay. “Estos discursos refuerzan la fobia a la comunidad y aumentan la violencia”, advierte.
“Lo que pase en el mundo siempre nos afecta, sobre todo lo que pase en las potencias mundiales. Estos discursos que inyectan odio en las sociedades reafirman la fobia a la comunidad y hacen que aumente la violencia. Las personas más vulnerables son quienes están expuestas en las calles al trabajo sexual, en los estratos más bajos de la clase social, las personas racializadas, con discapacidad o enfermedades. Se les niega el acceso a los servicios de salud, educación, trabajo y ocio”, explica.
“En Argentina, por ejemplo, un hombre incendió la casa de una pareja de mujeres por lesbofobia. Estas mujeres tenían una hija y por coincidencia no se encontraban en casa, pero sufrieron un perjuicio enorme a su hogar. Es terrible este tipo de casos. ¿Cómo podemos planificar la vida o una familia si pasan estas cosas? Mucha gente en Paraguay tiene miedo de esto”, añade.
Igualmente, estos discursos afectan la financiación de organizaciones que trabajan por los derechos humanos, limitando el acceso a servicios de salud, educación y empleo para las personas LGBTQ+.
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Una buena noticia: la resilienciaSin embargo, también hay buenas noticias porque las personas fueron, son y serán capaces de generar resiliencia y encontrar apoyo en la propia comunidad, refugiarse en los espacios seguros que fomenta el activismo para formar redes y acompañarse.
Por ejemplo, Casa Diversa con Yren Rotela; Transitar con Alejandra Grange; Aireana con Rosa Posa son referencias que tenemos desde hace años y actualmente también hay nuevas iniciativas como Mesa Trans que les contiene a varias organizaciones como Panambi, HTMPy, y espacios de encuentro como Abadia, Babylon, Coloridos Paraguay, Pride Paradise Py, etc.
A pesar de los desafíos, Pérez destaca que existen espacios de contención y redes de apoyo que ayudan a la comunidad a resistir. “Casa Diversa, Aireana, Panambi y otras organizaciones brindan refugio y acompañamiento a quienes más lo necesitan”, menciona.
El rol de las redes socialesLas redes sociales juegan un papel clave en la visibilidad de las parejas diversas, especialmente fuera de la capital. “Generan un sentido de comunidad y seguridad muy importante”, explica.
“Visibilizarse de por sí ya es un acto revolucionario y existir en nuestras identidades da la posibilidad a otras personas a que también lo hagan, por eso la extrema derecha ahora intenta que sintamos miedo de expresar el amor de formas diversas”, acota.
“La experiencia de personas que expresan su identidad entre sus amistades y se sienten apoyadas, donde sus padres y madres son partícipes de su relación, interactúan con sus parejas y se sienten aceptadas es imperativa. Familias que acompañan transiciones y apoyan a la comunidad, se deconstruyen y son capaces de formar parte de la vida de sus hijes son buenas noticias que hay que contar. A la comunidad se le asocia siempre con historias muy trágicas o decadentes y eso forma sólo una parte de todo lo que nos representa. Hay muchas alegrías, historias de amor, éxitos y conquistas de los derechos en este camino y esas son las historias que se tienen que contar más, para poder disfrutar mejor de nuestras vidas”, subraya.
En ese sentido, la psicóloga destaca iniciativas como “Maternidades disidentes”, un podcast creado por madres lesbianas y bisexuales para compartir experiencias y apoyarse mutuamente. “Estas historias deben contarse más, porque no todo es tragedia. Hay muchas alegrías y conquistas que también forman parte de la realidad LGBTQ+”, resalta.
¿Qué pueden hacer quienes se sientan discriminados?Para quienes enfrentan discriminación en su entorno, Pérez recomienda priorizar la seguridad emocional y buscar apoyo fuera del círculo familiar si es necesario. “No debemos a nadie nuestra identidad. Compartimos quienes somos solo con quienes nos brinden aceptación y apoyo”, sostiene.
Además, reflexiona: “Muchas personas esperan a independizarse para vivir su verdadera identidad o para compartir con otras personas su relación. Aunque no es lo ideal, a veces es lo más seguro. Nadie tiene por qué apurarse a hacer algo que no le convence, cada persona marca su ritmo y toma acciones para sentirme mejor cuando siente adecuado. Creo que son puntos importantes, porque estos temas pueden ser tan estresantes que se nos va la vida en ello. Y no, que sepa la familia no es lo más importante. Si la familia no es capaz de apoyar, tampoco es merecedora de saber la verdad”.
La especialista enfatiza el rol de la psicología en la construcción de una sociedad más inclusiva. “Los profesionales de la salud mental deben comprometerse con los derechos humanos”, afirma.
“La psicología, entendida como un servicio de salud, tiene la obligación de ofrecer espacios seguros para las personas que consultan. Sin embargo, la psicología en Paraguay tiene muchos sesgos LGTBIQA+ fóbicos y profesionales de la salud mental que no son capaces de separar su ideología de su práctica profesional y eso es peligroso porque en terapia también se puede revictimizar y violentar a la persona”, expresa.
Finalmente, resalta la importancia de contribuir con la sociedad. “Escucho muchos discursos homofóbicos, racistas, clasistas, gordofóbicos, machistas, capacitistas de colegas y por supuesto pienso que ese no es el camino. Es imposible velar por la salud mental de las personas sin comprometernos con las luchas sociales, porque la salud mental depende del contexto de las personas. Por ende, pienso que la psicología puede contribuir a una sociedad más inclusiva en la medida que los y las profesionales se mojen la camiseta con los temas sociales y apoyen la lucha por los derechos humanos”, concluye.