Advierten que en el Paraguay el “narco” está metido en nuestras narices
- ¿Cuál es su análisis de esta última incursión del sicariato en Asunción?- Los casos de homicidios por encargo en Asunción no son algo nuevo. El año pasado un sicario asesinó a un ...
- ¿Cuál es su análisis de esta última incursión del sicariato en Asunción?
- Los casos de homicidios por encargo en Asunción no son algo nuevo. El año pasado un sicario asesinó a un ex director de Tacumbú (Oscar Daniel González Romero), por ejemplo. A veces tienen que ver con cuestiones de microtráfico, ocurre en barrios periféricos y no llaman la atención como este caso, a veces involucran a traficantes de zonas de frontera que se encuentran en la ciudad por alguna razón y sus asesinos los buscan hasta aquí.
- Pero cada año aumenta...
- Es también innegable que cada año aumenta la actividad de los sicarios, en 2020 hubo 128 ataques, en 2021 fue 188, en 2022 llegaron a 212 ataques con 175 muertos y 53 heridos. De las víctimas que no mueren, pero que quedan discapacitadas, traumatizadas, nadie habla...
- La osadía llegó a un supermercado. Pudo haber sido una masacre. ¿De donde tienen tanta libertad y facilidad para desplazarse por la capital?
- La aparición del sicariato en lugares del país “no tradicionales” obedece a una expansión del negocio de las drogas ilícitas. Por un lado, están casos vinculados a la venta de droga al menudeo en Asunción y Central, donde según reportes domina ese negocio el Clan Rotela. También el negocio abre nuevos frentes, como lo es el negocio de envío de cocaína por vía fluvial, lo cual produce el surgimiento de nuevos actores en Asunción y Central (caso A Ultranza Py, por ejemplo) y detrás de eso viene la violencia, como el caso del empresario asesinado en Barrio Jara (Mauricio Schwartzman en 2021).
- Hay tanta desconfianza que llamó la atención la ausencia total de agentes de policía. Vemos policías hasta en la entrada de negocios abiertos durante las 24horas. Y en ese centro comercial, nada...
- El negocio de la droga cuenta con complicidad y participación de funcionarios, sectores de la fuerza policial, las Fuerzas Armadas, fracciones del sistema de justicia. Es la propia lógica del negocio que requiere pactos con algunos agentes del Estado, de la burocracia estatal, sea civil, policial, militar o del sistema de justicia. Es una actividad ilegal que deja importantes rastros porque es inocultable, empezando por la cantidad de dinero que genera y por el hecho de que la droga se vende en las calles, en bares y que requiere que los clientes sepan “quién tiene”...-
- ¿El caso del Super?
- Este caso es un ejemplo de esto: para cualquier persona que sigue este tipo de hechos, el asesinado era una figura importante del narcotráfico, puesto que fue un hecho resonante el ataque a su vivienda, un hecho de ribetes cinematográficos el año pasado. Sin embargo, no tenía ninguna causa abierta, sin olvidar que se paseaba por la ciudad en una camioneta sin chapa y llevando una vida de millonario sin ninguna actividad lícita aparente.
- Estas operaciones especiales se producen además en tiempo de elecciones. ¿Usted cree que puede existir una conexión entre este submundo del narcotráfico y la política?
- Los nexos entre la política y el tráfico de drogas son inocultables en Paraguay, especialmente con el partido de gobierno (Partido Colorado). Empieza con militares, nada menos que un ex Presidente de la República. Hay intendentes y concejales imputados, condenados, asesinados, presidentes de seccional, igual. De hecho el Clan Morel, un clan fundador del narcotráfico en Paraguay fue un clan con nexos indisolubles con el Partido Colorado en Capitán Bado. Además, recordemos a Chicharó (el ex diputado suplente colorado asesinado en 2017 Carlos Rubén Sánchez Garcete), Magdaleno Silva (diputado colorado asesinado en 2015), el caso Vilmar Acosta (ex intendente colorado de Ypejú condenado a 39 años por el asesinato del periodista de ABC Pablo Medina en 2014), la droga hallada en la camioneta del entonces diputado colorado Wildo Legal, el caso del acusado diputado colorado cartista Ulises Quintana, del ex diputado colorado oficialista (Juan Carlos) Ozorio (preso en Emboscada), las innumerables fotos de estos personajes con políticos, aviones con droga en estancias de conocidos políticos, gente que hizo negocios con Fahd Yamil en su momento, las relaciones entre el diputado colorado cartista Erico Galeano y el Clan Insfrán y también políticos de la oposición, aunque en menor número. Durante las internas coloradas pasadas, el presidenciable colorado cartista Santiago Peña visitó en su casa a un concejal departamental (Benjamín Adaro Monzón) con prisión domiciliaria por un caso de sicariato en Caazapá... Los casos son tan numerosos que no se pueden nombrar todos...
- Se comprobó el año pasado la existencia de ese nexo después de la detención del presidente de la Cooperativa San Cristóbal (Ozorio). Hay otros políticos y mafiosos que manejan cooperativas en el interior del país, otros que reciben préstamos millonarios sin garantía (caso el diputado colorado cartista Basilio “Bachi” Núñez, defensor acérrrimo de Horacio Cartes) ¿Es la nueva modalidad?
- El dinero del narcotráfico ha penetrado en diferentes ámbitos: el mundo del negocio formal, los clubes deportivos, las cooperativas que son muy útiles para lavar activos inmensos e inocultables, la política financiando las campañas y poniendo candidatos. Vemos también una aceptación social que debe interpelarnos como sociedad.
- ¿En qué medida puede gravitar esta actividad del submundo en la política, en las próximas elecciones?
- Existen políticos asociados con traficantes, existen políticos que se dedican a ese negocio. Las campañas políticas, las grandes y las pequeñas, reciben aportes de personas que se dedican a negocios ilícitos, y eso es peor en zonas de frontera. Es un secreto a voces y no se ha podido controlar hasta hoy ese flujo de dinero sucio en la política. En Paraguay ese dinero ha creado una disrupción tremenda en los costos que tienen hacer política y campañas políticas, su impacto es tremendo y tiene como efecto colateral que personas con intenciones de hacer política honestamente no tienen muchas posibilidades, por no decir ninguna, de acceder a cargos electivos.
El dinero del narcotráfico impacta además en el negocio inmobiliario, generando alzas artificiales de los precios, impidiendo el acceso a vivienda. En realidad, en todos los ámbitos de la economía, pues genera condiciones desiguales de inversión y competencia. Mientras un empresario honesto debe prestar dinero a altísimos intereses, ya sea para reponer mercaderías, comprar insumos o invertir en lo que sea, el que utiliza plata sucia no tiene ese costo financiero. Así, si alguien construye un hotel con dinero sucio, sus precios no estarán condicionados por su costo financiero de inversión y hundirá a su competencia. Yo como candidato a diputado en Central puedo decir que es casi imposible competir con el dinero que circula en esta campaña electoral.
- ¿Qué diferencia puede hacer esta vez el involucramiento del Gobierno de Estados Unidos, el hecho que venga a patear el tablero, o patear la olla de una estructura montada, intocable desde hace décadas?
- Creo que puede tener efectos en diferentes plazos. En el corto plazo no parece estar menguando el entusiasmo del electorado colorado, pero puede generar el alejamiento de votos independientes, y está provocando la caída y posterior desaparición del cartismo como movimiento político y la muerte política, lenta, pero segura, de (Hugo, vicepresidente de la República) Velázquez. Creo que, en el fondo, Peña sueña con ganar y que a la vez Cartes sea requerido por la justicia norteamericana, aunque no le será tan fácil, ya que Cartes no está poniendo todos los chacinados, la carne, los locotes en el asador para que después Peña eventualmente corte feliz y libre por el Palacio de López. Lo interesante de esta arista de la intervención de EE.UU. es que si bien los colorados van por un lado, el sector empresarial está tomando distancia cada vez más de Cartes y por ende, de Peña y eso puede terminar costándole las elecciones (que se realizarán el 30 de abril). Esto último ocurre porque nuestro empresariado no tiene el más mínimo deseo de contradecir a EE.UU., así que esto le colocó en una disyuntiva que de a poco se va a decantar hacia un escenario en el que le terminen de soltar definitivamente la mano a HC, si es que definitivamente ya no ocurrió.
- Acá no es posible confiar en el trabajo de la policía, ni de la fiscalía, ni los jueces. ¿Cuál es su diagnóstico?
- Hace poco escribí un artículo en una revista señalando que nos encontramos en una situación de “emergencia policial”. El modelo de funcionamiento policial surgido en Paraguay a partir del fin del stronismo y las subsiguientes reformas constitucionales y legales puede ser caracterizado como un “modelo maletín”. Llamo así a una manera de organización del accionar de la Policía en la que además de su preocupación por la seguridad del Estado, de la clase política y la represión a los sectores sociales disidentes, los afanes policiales se concentran en un el funcionamiento de un esquema recaudatorio ilegal que beneficia tanto a la propia institución policial como a sus jefes políticos. El “modelo maletín” es producto de un pacto implícito entre la política y la Policía: la última asegura protección y defensa del status quo al tiempo que genera y comparte un cuantioso botín, todo a cambio de que la primera le otorgue libre albedrío para las actividades ilícitas y altos grados de impunidad. Así, permisividad e impunidad son los condimentos de este modelo en donde el mandato no escrito para la institución policial es obtener dinero de cualquier manera, sin límite alguno. Tal como lo confesó un comisario retirado (y condenado) durante el stronismo: “El mejor policía era el que más pegaba, ahora, el mejor policía es el que más recauda”. Cualquier proyecto serio de país tiene que tomar, a su vez, seriamente en cuenta que esto únicamente empeorará si no se cortan los nexos entre política y narcotráfico y negocios ilegales en general. La política determina lo que hacen nuestras fuerzas de seguridad, aunque yo veo un peligroso autogobierno de la fuerza policial, que va por su lado, mientras los políticos están cada uno en sus negocios y afanes de reelección. El paso previo es la propia reforma de nuestra política, para luego apuntar hacia una reforma de nuestra policía y del sistema de justicia, donde el partidismo, la corrupción y la captura que de ellas han hecho los poderes fácticos y delictivos generan el escenario actual de auge de grupos criminales, de sicariato, de problemas sociales, ambientales y económicos que requieren soluciones urgentes.